Con el paso de los años, la violencia física y emocional en contra de los adultos mayores se ha convertido en un problema serio, debido a que muchos de los casos no son denunciados y las víctimas sufren en silencio.
Antes de la pandemia, los indicadores en Sonora oscilaban en los mil expedientes generados por denuncias directas o de personas que atestiguaron abusos por parte de familiares o allegados de hombres y mujeres que superan los 60 años.
Con la llegada de la contingencia sanitaria y la necesidad de confinarse por el Covid-19, se incrementó considerablemente hasta en más de un 30% el número de casos en el Estado de ancianos que padecieron maltratos, la mayoría de las veces dentro de sus propios hogares.
En el 2021 se cerró con un total de mil 683 reportes ante las autoridades por ese motivo, en este caso direccionadas a la Procuraduría de la Defensa del Adulto Mayor (Prodeama).
Para mediados del 2022 se tenían mil 442 quejas ante distintas instancias, cantidad que se elevó a más de mil 500 en el último trimestre del mismo año, lo cual estableció una tendencia al alza en este apartado.
En este 2023 se ha contenido un poco este problema. De enero a agosto van mil 020 denuncias interpuestas, la mayor parte de estas ante las autoridades de seguridad y otras tantas ante esa dependencia perteneciente al Sistema DIF Estatal.
De ese total, 952 casos siguen abiertos y 68 ya fueron cerrados por haberse dado una atención integral a las víctimas, mientras que con los expedientes que siguen vigentes se trabaja para analizar las causas que originan los problemas que sufren los abuelos.
Según estadísticas dadas a conocer por diversas autoridades y organizaciones civiles de la defensa de los derechos humanos, en Sonora hay alrededor de 280 mil adultos mayores, de los cuales alrededor del 10% padece agresiones físicas y emocionales, principalmente en sus hogares.